El ayuno ha sido siempre utilizado en la triple vía de “limpieza” corporal, descontaminación mental y claridad espiritual.
En palabras de Pedro Laín Entralgo, gran especialista en Historia de la medicina y en Antropología médica: “ A comienzos del siglo XIX....Vigente desde los hipocráticos, la

Por la noche, descansamos, dormimos y ayunamos. Durante el día gastamos nuestra energía en la actividad de vigilia, en el movimiento, en el trabajo, en nuestros problemas emocionales, en nuestros pensamientos, etc. Por la noche el cuerpo descansa y toda la energía de esas horas de reposo y ayuno se dirige hacia la recuperación, eliminación, y regeneración de lo gastado durante el día. El cuerpo se gasta y se consume de día, y se recupera de noche. Durante la noche, las fuerzas formadoras regeneran y reconstruyen el organismo.
Los niños pequeños que necesitan mucha energía para sus procesos metabólicos y de crecimiento, duermen mucho. El cuerpo recupera en el descanso de la noche lo que gastamos y “enfermamos” durante el día, y durante ese periodo el cuerpo descansa físicamente, y también descansa fisiológicamente. Proceso éste último que conocemos como periodo de ayuno y que termina con el desayuno (des-ayuno).
Por la noche trabajan más las fuerzas de desintoxicación y regeneración, durante el día las fuerzas orgánicas están centradas en otras actividades: el movimiento, el trabajo, la relación con el mundo que nos rodea, la relación con los demás (incluidas las relaciones sexuales).
Cuando hablamos de ayuno nos referimos al periodo en el que nos mantenemos a agua, sin ninguna ingestión de otros alimentos. No olvidemos, de todas maneras, que el agua es una forma de “alimento”.
Si nos mantenemos a frutas o zumos hablaríamos de dietas de frutas o zumos. Y si nos mantenemos a frutas y ensaladas (con verduras crudas) hablaríamos de dieta de crudos.